De la Quinta Avenida a la Central de Aabasto

“Para mí México es lo que me gustó de California y lo que me gustó  de Nueva York en otra metrópolis que no sabía que existía.  Pero también mi pasión y mis raíces me hicieron llegar aquí”, Scarlett Baily

[su_dropcap size=”5″]N[/su_dropcap]acida en El Paso, Texas, hace 32 años, Scarlett Baily llegó a México hace cuatro, atraída por los rumores de que la Ciudad de México, en términos artísticos, era algo así como la Nueva York de la década de 1980 y que se estaba convirtiendo en la nueva Berlín. Eso fue una parte, la otra es que su abuela materna nació en Ciudad Juárez y su bisabuela paterna era oriunda de Michoacán, de modo que había un componente genético importante en su decisión.

Graduada en Historia del Arte y Arquitectura por la Universidad de California en Santa Bárbara y, con estudios en la Universidad de Barcelona y The Art Students League en Nueva York, comenzó trabajando como estilista de moda durante las noches en los escaparates de Donna Karan, Ralph Lauren, DKNY y algunas boutiques del SoHo. Una foto publicada en Instagram de un grupo de retratos que había realizado a su grupo de amigos, llamó la atención de sus empleadores en DKNY, quienes le solicitaron que pintase dibujos similares en los escaparates de la tienda. Así comenzó todo.

Habitante de la Ciudad de México desde 2014, Baily ha incursionado en el arte urbano y al día de hoy ya participó en la intervención que se realizó en la Central de Abasto promovida por el Fideicomiso de la Central de Abasto y la agencia de cultura sustentable We Do Things, la cual se inauguró en noviembre pasado. Del mismo modo, tiene hoy un mural exhibido en el Jardín Pushkin y dos de sus obras forman parte de los muros del Museo del Juguete.

Design Hunter charló con Baily.

¿Cuándo decidiste que el arte sería tu profesión?
Tenía mucho miedo de ser artista. Y creo me hice artista cuando se vendió mi primer obra de arte, en 2013.

¿Qué vendiste?
Vivía en Nueva York, reuní toda mi obra y me di cuenta que no estaba produciendo arte. Una noche llegué a mi casa, trabajaba en Relaciones Públicas, y tomé una caja, la pinté, hice un retrato, y le tomé una foto y la subí a Facebook. Y entonces una clienta de otro empleo la vio y me pidió que hiciera un retrato de su familia con el mismo estilo. A partir de ahí inició una cadena de pedidos.

¿Cuánto te pagaron por ese cuadro?
Quería volver a Barcelona, a visitar a mis amigos, y consulté cuánto costaban los vuelos redondos NY- Barcelona: el precio era 1,300 dólares. Eso fue lo que cobré.

¿Qué dirías es el arte?
Es la clásica pregunta de la escuela que odias. Tenía un maestro en la universidad que decía, es un juego de palabras en inglés: “Arts is farts without f”. El arte para mí es una historia, y es una historia alternativa a lo que nos da el entorno, las noticias, los padres, las instituciones, una historia propia que creamos a partir de las bellas artes.

Eres artista, diseñadora, ilustradora…
Me considero artista. Eso da más libertad para ir cambiando. Me encanta el dibujo, la pintura, pero también hacer ilustraciones, performances. También hago unas sesiones de dibujo al desnudo que se llaman Drink & Draw en las que se bebe mezcal, se pinta y pongo música. Como artista puedo ir cambiando y no tengo que vivir en una caja muy específica.

¿Cuánto dinero te pagaron por tu obra en la Central de Abasto?
Eso fue después del terremoto y el pago fue simbólico, fue más como un regalo de los artistas a la ciudad, para recuperar el ánimo. Después del terremoto fue un periodo muy triste, yo no quería salir de casa, tenía miedo. Y pintar el mural me ayudó mucho.


Por Andrés Tapia

Fotos: Scarlett Baily