En Mérida, Casa Amate redefine la hospitalidad a través de dos propiedades —Casa Amate 61 y Casa Amate 62— que fusionan diseño, tradición y una estética retro contemporánea. Inspirado en la cosmogonía maya y en el árbol amate, el proyecto rescata construcciones vernáculas y las reinterpreta con materiales locales como chukum y maderas tropicales, bajo la dirección del arquitecto Fernando García y el despacho OWN.
Casa Amate 61, en el barrio de La Mejorada, es un hostal premium reconocido por su fachada rosa pastel. Ofrece suites privadas, habitaciones con literas, un patio con piscina de carril, terrazas y microambientes pensados para la convivencia. Su atmósfera creativa y accesible atrae a viajeros y nómadas digitales que buscan un espacio cálido y auténtico.




Casa Amate 62, en el barrio de Santa Ana, funciona como hotel boutique con 19 habitaciones privadas, piscinas —una central con jacuzzis y otra en rooftop— y una sala de cine al aire libre. Su interiorismo, a cargo de Mex&Co Studio Design, integra artesanía local, maderas tropicales y piezas hechas a mano, creando un ambiente elegante y profundamente yucateco.





Ambas propiedades ofrecen experiencias culturales, clases de yoga, cine, talleres y el servicio Amate Experiencias, que organiza rutas a cenotes, zonas arqueológicas y espacios emblemáticos. Con una visión sostenible y un diseño que honra el pasado, Casa Amate se consolida como un nuevo referente de hospitalidad consciente en Mérida.
Una propuesta que fusiona arquitectura vernácula, artesanía local y un concepto de hotel experiencia en Mérida.
Por Leonor Torres
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