Alberonero

Alberonero es artista y a veces granjero. Luca Boffi inició 2023 con el proyecto de crear piezas nuevas, lúdicas y luminosas en Ciudad de México. Es su primera vez en el país, y en unos cuantos días recorrió y devoró con la mirada los museos más importantes en la ciudad, así como las obras de Luis Barragán, pues reconoce cierta influencia en los colores de su obra.

En 2013, al terminar sus estudios en el Politécnico de Milán, comenzó a producir instalaciones con la necesidad de darle volumen a lo que dibujaba. El enfoque industrial y arquitectónico lo llevó a desarrollar sensibilidad por el uso de ciertos materiales y su combinación en espacios públicos.

En su deseo de crear lugares que generaran un homenaje a la naturaleza; ambientes que pudieran hacer al hombre contemplar espacios espirituales para una nueva visión comenzó a construir obras en diversos ambientes con el objetivo de sacar a la luz lo que ya existía sin erosionar ni desvirtuar sus raíces, sino reflexionando sobre el ser humano y el lugar donde vive, un complemento arquitectónico para encontrar el equilibrio con su entorno.

Este proceso conforma un paisaje alineado con su curso natural, invitándolo a recorrer caminos que conducen a interacciones objeto-espacio, que son sobrenaturales y que revelan su esencia a través de nuevos dispositivos que muestran la imagen de una naturaleza hipotética y superior.

Acompañar esos momentos donde la naturaleza revela su belleza absoluta es una acción que al artista le encanta hacer; trabajar leyes invisibles que vinculan el ciclo natural del día con sistemas visuales que pueden potenciarlo, mediante el uso de dispositivos temporales que no afectan las leyes de la vida ni generan impacto medioambiental.

“La producción comienza con un acto de liberación del pensamiento, uniendo mi mente a la vida de las obras y provocando el nacimiento de emociones que plasmo en lienzos o en artefactos inestables, frágiles y puros. El desarrollo de los “objetos de pensamiento” no tiene un fin definido, sino que vive de estados mentales impredecibles que cambian repetidamente de forma hasta llegar a una visión límite, definida como el estado final de esa forma.

Los artefactos visuales están hechos con materia compuesta en un equilibrio entre el instinto y la geometría. Este proceso es similar a la creación de un juego aleatorio donde el color y la materia definen formas inesperadas en busca de infinitas posibilidades en el desarrollo de un diseño científico y único.

El análisis de materiales, la creación de colores y la forma de la materia son una evolución natural de las obras. Mis piezas se se caracterizan por una continua alternancia de diferentes posibilidades que se dan cuando se encuentran diferentes materiales, como es el caso de la madera, el vidrio, el metal, el yeso, el cemento, el tejido, la fibra de vidrio, la resina, junto con el estudio de su interacción con el color”, comenta el artista.

La tierra donde Luca Boffi nació tiene un fuerte vínculo con su trabajo; la niebla, el río, las fábricas y las haciendas son los sujetos naturales y arquitectónicos del lugar. El encanto de los lugares vacíos, de la luz que penetra y los hace revivir, el silencio que los recorre, y también su brutalidad, que después de años se ha convertido en uno de los referentes de su investigación. Alberonero estudia la percepción de lo que se observa y las emociones que inspira lo que se mira: la vibración de los ojos sobre la multitud de fenómenos que aparecen, y el proceso de manifestación de lo invisible a lo visible.

También, busca percepciones de color en un espacio físico para transportarlas a través de la imaginación a un acto real. Para él, en los últimos años el puente entre las matemáticas y la poética ha sido el color. Un enfoque científico y continuo que le ha permitido desarrollar un vínculo íntimo con su esencia y la producción de diferentes modelos de color personales, a través de años de entrenamiento para lograr cualquier color, buscando sus raíces dentro de las variables reales, eso es inspirarse. “Esta práctica de crear color en mis obras parte siempre de los tres colores primarios más el blanco y el negro.

El otro componente fundamental para una lectura matemática de los lugares, y su consecuente transformación, es el análisis del espacio. donde cada elemento de la escena representa una posible variante de interacción con el módulo. Matemáticas del espacio a través del estudio de la policromía arquitectónica”, comenta el artista.

Alberonero habla sobre su concepción de diseñar arquitectura y para él no se trata de diseñar un muro. Su reto es construir nuevos ambientes a través de la percepción de la pintura, utilizando el color como única clave emocional, una especie de construcción con la pintura. “Pensando como diseñador, siempre pensé en el dibujo como uno de los pasos de mi creación, sin identificar inmediatamente la solución final. Al amplificar la percepción de los personajes visibles, se puede generar un lugar que aparentemente no se ve.

Prefiero las líneas y las formas puras; en cuanto a los colores, en cambio tiendo a experimentar todas las variaciones posibles de matices alterando su pureza. Lo que resulta de la unión de la línea y el color se adapta perfectamente a la naturaleza cambiante del paisaje donde se ubican mis obras, donde también es evidente la alternancia de lo estático y lo dinámico, lo vacío y lo lleno, la opacidad y la transparencia. Viviendo el paisaje, deteniendo la visión en momentos únicos que nos permiten leer e interpretar las reglas que la regulan, para luego trabajar en un proceso creativo que le da una nueva forma”, concluye el artista.

“Siempre he querido que los espectadores miren mi trabajo con una sensación de elegancia y ligereza, como si estuvieran respirando aire nuevo. Mi visión es una búsqueda de la belleza objetiva, estudiando los sistemas próximos al conocimiento y al descubrimiento del placer visual. Un arte científico en el que el componente estético es la matemática del color, una técnica que me lleva a experimentar los colores reales dentro de los espacios en los que vivimos. Creo que cada uno tiene una percepción muy personal de lo que ve, pero creo que hay estética y combinaciones que acercan a la belleza más que otras”.

“A los catorce años necesitaba representar lo que sentía día y noche. El arte es un momento de libertad y manifestación del pensamiento. Hice lo que me pasaba por la cabeza; unas veces dibujaba, y a veces escribía.”

Por David Solís

Fotos Luca Boffi / Sirio Vanelli / Roberto Conte / Jacopo Valentini