Arquitectura contúndete

En el corazón de Playa del Carmen, con una ubicación privilegiada cerca de la Quinta Avenida y justo frente del mar, el hotel Grand Hyatt Playa del Carmen diseñado por Sordo Madaleno Arquitectos es una propuesta arquitectónica imponente y acogedora a la vez. Su contemporaneidad juega con el paso del día y la noche mientras enmarca desde el primero de tres bloques, la mar turquesa que da la bienvenida al hotel.

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Investigación, diversas propuestas y estudios se hicieron para la distribución, con la finalidad de aprovechar el predio en la mejor de sus capacidades mientras se respetaba el área natural preexistente. El proyecto toma esto como base y se crea así un programa dividido en tres bloques, cada uno conceptualizado con una intención y uso diferente.

El primer bloque es la conexión entre la avenida y hotel que se logra a través de una calle peatonal la cual se eleva y lleva al acceso principal hacia el hotel y, hacia el interior de una pirámide que conduce hacia una plaza, en la cual se encuentran salones de fiesta y una explanada dedicada a la realización de eventos. El segundo bloque en el centro de todo el terreno funge como elemento de conexión visual y espacial entre el resto de los volúmenes. Compuesto como una gran escalera que lleva hacia el mar de forma rectangular, está rodeado por un edificio de habitaciones repartidas en cuatro niveles. Entre cada volumen se encuentran los extraordinarios jardines de mangles, los cuales se respetaron y se utilizaron intactos para crear un jardín central que envuelve el paso peatonal que lleva del lobby hacia el corazón del hotel.  El tercer bloque, por ser el más cercano al mar posee las mejores vistas y se proclama como el corazón del hotel al resguardar las amenidades principales como las albercas, terrazas, restaurantes y el acceso directo a la playa.

Con la finalidad de mimetizar el proyecto con el contexto, los materiales y acabados, así como el arte que viste los pasillos, los espacios contemplativos y de espera, son extraídos de la naturaleza. Los recubrimientos y piedras son color arena, el uso abundante de maderas naturales en el arte, las celosías que visten los pasillos hasta en el interior de las habitaciones, así como la constante presencia de vegetación propia de la zona que se asoma desde cualquier punto, y los elementos como los espejos de agua o la iluminación cálida e indirecta en los espacios de paso, no son casualidad. El proyecto que cuenta con 314 habitaciones, 36 suites de lujo con terrazas y suites con alberca propia, un espectacular spa con un cenote envuelto por la vista del manglar es una obra de arte por sí solo.

La experiencia del hotel es gran parte la contemplación de la arquitectura, la cual se complementa por arte creado específicamente para los espacios por el arquitecto y artista César López-Negrete, quien de la mano de la firma Sordo Madaleno, diseñaron algunos de los espacios para resguardar las esculturas inspiradas en la biodiversidad de la región y la integración de algunos elementos icónicos de la cultura maya. Más de 200 obras de arte enriquecen la experiencia, y destacan los icónicos tiburones ballena en el área de las albercas, en el lobby la serpiente Kukulcán esculpida en madera y una impresionante cascada inspirada en la pirámide de Chichen-Itzá.

Al llegar al hotel, la experiencia es totalmente inmersiva. El paisaje dentro es la arquitectura que se complementa con el arte y la maravilla de la naturaleza que se incorpora al diseño como si siempre hubiese estado ahí. La linealidad y la pureza de la forma arquitectónica se rompe y juega con lo orgánico de la obra de César López-Negrete, mientras que el propio entorno permite que el gran proyecto pertenezca a él como uno solo. Sin duda es emocionante e inspirador lo que trae por sí solo el mar, temporada con temporada, pero un proyecto tan espectacular como el Grand Hyatt Playa del Carmen hace que la experiencia sea aún más prometedora.

Por Yarin Miranda Robles

Fotos Cortesía Grand Hyatt Playa del Carmen