Arquitectura Honesta

Ana Paula Castañeda nació siendo arquitecta, desde niña aprendió el oficio de crear espacios amables con el medio ambiente en los que la gente pudiera encontrar paz; y hoy, su nombre va de la mano de grandes proyectos en los que prima la honestidad.

Háblanos un poco de ti y de tu trayectoria en el mundo de la Arquitectura.
“Para mi nunca existió otra opción en la vida más que ser arquitecta. Tuve la oportunidad de empezar a trabajar en la empresa de mi papá, que también es arquitecto, pero nunca gocé de privilegios, al contrario, yo creo que él sintió la necesidad de enseñarme el negocio desde su perspectiva y por eso pase por todos los puestos que existen. Fui dibujante, después residente de obra y viajé por todo el país construyendo clínicas de especialidades; así conocí al trabajador, cómo se desenvuelve y con qué problemas se enfrenta.

Eso fue lo que me enseñó a valorar el trabajo artesanal y por eso todos mis proyectos siempre tienen concreto aparente que significa dejar el sello de la mano de mi gente en las cimbras y el colado, un proceso precioso que no es perfecto porque lo hace la mano humana. Me especialicé en la construcción de hospitales y mi misión era encontrar la manera de mejorar los espacios en donde la gente pasaba momentos muy duros con los recursos que tenía. Lo hice por muchos años, es algo que amaba, crecí mucho en el sector salud, pero me llegó la necesidad de cambiar de rumbo y volví lo residencial, que era mi hobby, en mi trabajo actual”.

Como mujer, ¿ha sido complicada la carrera?
“Supongo que todos, hombres y mujeres, tenemos retos. Yo sí he tenido que enfrentar algunos que me han hecho crecer como mujer, sobre todo en el área de la construcción, pero al final hay que ser firme, seguir tus propias convicciones y aprender a deshacerte de las cosas que te frenan”.

¿Cómo defines tu estilo?
“Con una palabra: honestidad. Soy honesta con el entorno y el cliente“.

¿Qué buscas transmitir en tus proyectos?
“Me dedico a obra residencial, entonces lo que más me importa es que el cliente encuentre paz e inspiración en sus espacios. Al final de cuentas, la arquitectura que yo hago no es mía, es de ellos. Y mi mejor logro es saber que a los clientes les gusta estar dentro de su casa, que disfrutan de cada espacio y tienen lo que necesitaban y deseaban”.

¿Cuál sería el proyecto ideal para ti?
“El próximo, siempre el próximo. Porque será un nuevo reto que me va a enseñar nuevas cosas. Dentro de mis metas nunca visualizo un proyecto como tal, lo veo más como una experiencia y por eso el que más ansío crear es el siguiente”.

¿Cómo crees que influyen los cambios sociales en la arquitectura y el diseño?
“Las necesidades cambian y la arquitectura cambia. Ahorita es muy global este cambio inmediato por la pandemia, pero afortunadamente como arquitectos nos ayudó a crecer muchísimo, porque nuestro cliente se relacionó más con sus espacios y aprendió a sensibilizarse con sus necesidades y a saber cómo transmitirlas de mejor manera”.

¿Qué arquitectos te inspiran?
Me inspiran muchos todo el tiempo, pero son diferentes dependiendo del proyecto y con quien esté trabajando, Me inclino mucho hacia la parte teórica por lo que me inspiran los arquitectos tan teóricos como Rem Koolhaas, que más allá de su obra es su discurso el que me ha ayudado a resolver ciertos aspectos arquitectónicos”.

¿Cómo abordas el interiorismo en tus obras?
“Pienso que la arquitectura y el interiorismo se necesitan para crear un proyecto exitoso. Ojalá todos los clientes entendieran la importancia de darle esa continuidad al proyecto arquitectónico porque la definición final del espacio la da el diseño interior. A mi me gusta mucho trabajar con Erika Plancarte de Víauno Estudio, y me encantaría hacer algo con Bibiana Huber. Dos mujeres, obviamente”.

¿Siempre trabajas con equipos conformados por mujeres?
Me encanta trabajar con mujeres porque -sin generalizar- desde mi experiencia la mujer se sensibiliza más y está acostumbrada y dispuesta a dejar el ego a un lado. No sé si sea esta parte de la maternidad que todas, tengamos hijos o no, llevamos dentro, o quizás el saber cómo dejar fluir, pero sin duda para nosotras la creación y el cliente son siempre lo más importante”.

Tus viajes son tu inspiración.
“Así es. Recientemente hice un viaje por Normandía y fue súper interesante ver cómo fueron reconstruidas las ciudades después de la guerra, descubrir cómo los arquitectos le dieron igualdad a una ciudad que moral y físicamente estaba totalmente destruida para ayudar a sus habitantes a empezar de cero en las mismas circunstancias. Se crearon viviendas inmediatas y atemporales, espacios públicos iguales pero mejorados y sin un solo dejo de distinción de clases sociales. E incluso transformaron los escombros en material de construcción. Eso fue lo que me trasmitió Le Jard en Francia y algo que me ha inspirado muchísimo”.

¿Cómo aplicas la sustentabilidad en tus obras?
“Yo creo que el primer eslabón para lograr la sustentabilidad está en los proveedores porque es la misma industria la que no permite que, económicamente hablando, los clientes se abran más a esta parte de sustentabilidad. Los arquitectos debemos estar muy informados sobre lo que hay en el mercado para ofrecerlo a nuestros clientes, y debemos aprender a transmitirles las diferencias entre una construcción sustentable y una que no lo es. Se trata de una línea muy delgada que ellos no ven de entrada y por ello hay que hablar con mucha honestidad.

¿Qué sigue en tu carrera?
Seguir aprendiendo de mis clientes y colaboradores, y seguir disfrutando lo que hago sin desviarme de mi camino. Crecer como arquitecto y la única manera de hacerlo es apreciar el entorno, y con ello me refiero a empaparme de lo que está pasando a mi alrededor y lo que están haciendo otros arquitectos”.

“En mis obras siempre hay piedras naturales y concreto aparente, porque al final del día las construcciones con esos materiales terminan perteneciendo al entorno natural, envejecen con él”, Arq. Ana Paula Castañeda.

Por Norma Rodríguez.
Fotografías: Cortesía de HAC Arquitectura.