Bitacora del Paladar.

La Rioja: Vinos, lugares y personajes

Décadas de tener acceso a las marcas más internacionalizadas nos han hecho familiarizarnos con esa bella región del norte de España. Marcas que por sus grandes producciones y larga presencia en México tenemos en mente: Herederos del Marqués del Riscal, Rioja Alta, Siglo, Marqués de Cáceres, Muga, Viña Tondonia y varias más. Todas ellas comenzaron muchísimos años atrás y están convertidas en grandes corporaciones. Hoy quiero llevarlos a viajar a tres lugares, conocer tres personajes y despertar el interés de apasionarse por sus vinos.

La Guardia. Catalogada entre los pueblos mas bonitos de España es una villa amurallada fundada en el siglo X. Sólamente se puede ingresar por una de sus dos puertas. Totalmente peatonal, la simple entrada es ya en sí un viaje al pasado. En sus estrechas calles abundan los edificios medievales que hoy alojan hoteles boutique, restaurantes, bares, tiendas de especialidades, vinaterías y varias bodegas. Es imprescindible pasar la noche ahí. Al atardecer, observar el valle desde alguno de sus miradores y contemplar el brillo de los viñedos que desde la altura parecieran una alfombra. Hospedería Los Parajes es un hotel imperdible, personalmente atendido por Chari su propietaria, con habitaciones de primer nivel individualmente decoradas y una cava subterránea que pareciera interminable y que alberga una colección de los más prestigiados vinos de la región. Fue en este pueblo donde Juan Carlos Lópes de Lacalle nos ofreció en compañía de su esposa, espléndida comida en su casa, al término de la cual nos llevó a visitar el viñedo ubicado en la parcela El Pisón. Lugar donde se cosecha el vino insignia del mismo nombre. Juan Carlos es un hombre temperamental e inquieto, extremadamente perfeccionista y disrruptivo. En su afán por mejorar los vinos decidió en 2015 abandonar la denominación de origen de La Rioja y sentirse libre de trascender con vinos de menos imposiciones regulatorias. Terminamos la tarde con una visita a su bodega ARTADI (artadi.com)

Samaniego. Poblado de apenas 10 km2 y menos de 500 habitantes ubicado entre La Guardia y Logroño, donde comer unas chuletillas asadas en sarmiento y unas patatas con chorizo te hacen el día. No sin antes haber realizado una visita al hombre que ha puesto a Samaniego en alto en el mundo de la vinicultura: Fernando Remírez de Ganuza.  Habiéndose dedicada a los bienes raíces de parcelas vinícolas tuvo la oportunidad y el tiempo de conocer las entrañas de la materia prima del vino: la uva y el terroir. En 1989 fundó la bodega. Es un hombre serio, inteligente y hasta científico. Ha inventado maquinas y procesos para perfeccionar la elaboración de sus vinos, siendo esta perfección la que le permite respetar a la uva, la parcela y el clima del año. Meticuloso desde la recepción de la uva, su almacenamiento en frío por unas horas para evitar el castigo del proceso a mayores temperaturas, las mesa de selección a cargo de delicadas manos de mujeres quienes cuidadosamente dividen el racimo en puntas y hombros. Fernando considera que los granos de la punta del racimo y del hombro tienen propiedades diferentes que ameritan vinificarse por separado y reencontrarse en la mezcla en proporciones adecuadas según el diseño del vino. Sus etiquetas, Remírez de Ganuza blanco, María Remírez de Ganuza, Fincas de Ganuza, Trasnocho y el multigalardonado Remírez de Ganuza. La mayoría disponibles en México (remirezdeganuza.com). Fernando nos recibió en una acogedora casa adjunta a la bodega, donde personalmente se encargó de ser anfitrión y deleitarnos con bocadillos y la degustación de sus vinos mientras que su amena charla no dejaba de maravillarnos.

San Vicente de la Sonsierra. Pequeña villa dentro de la comunidad autónoma de La Rioja, el nombre proviene de su patrono mártir y la etimología ‘bajo la sierra’ Al día de hoy cuenta con poco más de mil pobladores. Construcciones de piedras calizas expuestas entre angostas calles cortas y distribución desalineada hacen que recorrerla sea un deleite misterioso. Coronada en la parte más alta por el recinto fortificado conformado por  La iglesia parroquial, las ruinas del castillo de San Vicente y la Ermita de San Juan de Arriba. El campanario de la iglesia es la punta más alta y hace que este místico lugar sea localizado a la distancia. El recorrido entre viñedos en dirección hacia la villa produce esa sensación de castigo y recompenza conforme nos aproximamos a ella. A sus pies, incrustada en una ladera se erige una contrucción de hormigón que aloja a una de las bodegas más modernas por su arquitectura y método de elaboración del vino: Bodega Contador (bodegacontador.com) comanda por Benjamín Romeo.

A Benjamín lo conocí en una cena-maridaje en San Luis Potosí. Un tipo de estatura media, sonriente y cachetón, zapatos con suela de goma, ropa sencilla, chaleco de color rojo y su característica boina. Aquella noche pressentó sus vinos y dio pie a una amena y desvelada charla de grandes amigos. A visita recíproca, nos reunimos en la bodega. Me recibió con un regalo que había prometido meses atrás cuando nos conocimos. Gran afitrión: recorrimos los vieñedos, la bodega con el método de elaboración por gravedad que termina en una sobria e impoluta sala subterránea de barricas, donde los vinos de uvas meticulosamente cultivadas y cosechadas, estrictamente elaborados, aguardan el paso del tiempo y el efecto del roble de sus barricas para ser embotellados. La visita dura varias horas, nos acompaña a la cueva del contador, empotrada en las laderas de la villa que antiguamente se utilizaba como bodega de guarda y lleva su nombre por el contador (almacenista) que custodiaba y administraba lo que entraba y lo que salía. La visita termina en una sala de degustación en el pueblo, donde acompañados de bocadillos a base de queso y jamón ibércio degustamos sus mejores vinos: Que Bonito Cacareaba, Predicador, La Cueva del Contador y Contador, múltiples veces galadornado con 100 puntos Parker. Vinos excepcionales, personaje cautivador y amigo, lugar y bodega imperdibles de conocer.

Termino con la esperanza de haber despertado la curiosidad por estos extraordinarios vinos y, por que no, en cuanto las circunstancias lo permitan planear un viaje a esta maravillosa región donde tres noches resultan las estancia mínima para disfrutarla. Entre tanto ¡salud!