Brillo Eterno

Una mirada optimista hacia la innovación y el futuro. En un mundo en plena transformación, el emblemático Hotel Santo Mauro inaugura una nueva etapa y reabre sus puertas tras una ambiciosa reforma en la que Lorenzo Castillo es el artífice de la decoración.

El establecimiento se ha reconvertido sin perder ni un ápice de la personalidad única de la antigua residencia, construida en el siglo XIX, del influyente duque de Santo Mauro, que emana de su historia y de su tradición, y que dota de alma a este espectacular conjunto palaciego.

“Desde mi época de estudios de Arte en la Universidad, siempre tuve especial interés por la historia de Madrid y de su arquitectura, y muy especialmente de la arquitectura nobiliaria y aristocrática, ya que esta había desaparecido en gran parte por la especulación de mediados del siglo XX”, confiesa Lorenzo Castillo, quien ha querido diferenciar los distintos espacios del hotel a través de una marcada decoración en cada uno de ellos.

En el Salón Chino, por ejemplo, ha concebido una fusión de todas las influencias orientales mezcladas entre sí. Por su parte, la biblioteca original del palacio, que estaba realizada en roble francés de estilo Luis XVI, se ha modernizado con una iluminación más cálida y un mobiliario más actual para cumplir las funciones de restaurante.

Para lograr una atmósfera adecuada, Lorenzo realizó una verdadera “operación rastrillo” entre subastas y anticuarios en busca de muebles y obras de arte: en el Salón Chino cuelga una lámpara estilo Napoleón lll que perteneció a Eugenia de Montijo; la escalera está decorada con una vista de la calle Alcalá pintada por Pradilla y una copia de la Real Academia de San Fernando de una escultura romana de la colección de Cristina de Suecia.

También hay piezas procedentes de la colección del célebre decorador Duarte Pinto Coelho, fallecido en 2010. “Duarte era muy amigo de los dueños. La familia habló con él para encargarle la reforma, pero desgraciadamente no le dio tiempo a hacerla porque ya estaba muy enfermo. Como homenaje, decidí usar algunas de las piezas que había comprado para mí en la subasta de sus casas en Christie’s, así como otras que pensé que eran de su estilo”.

La reforma se inició en 2011 con la decoración de las zonas nobles del edificio, y ha sido completada ahora con la de las habitaciones y el jardín. Las 49 suites han sido revitalizados con una profusión de estampados y tapizados, la gran mayoría proveniente de la colección del diseñador para Gastón y Daniela,  y que sin duda son una bocanada de color en un mundo cada vez más greige. “Reflejan también esta mezcla de influencias tan características del siglo XIX, época de viajes, descubrimien- tos y alardes, tanto estéticos como técnicos. Así, a cada una quise darle una marcada personalidad, que es única y no se repite en ninguna más del palacio”, explica el diseñador.

Pero no solo los interiores del hotel han sido revisitados. El paisajista Fernando Valera se ha encargado de los jardines empleando elementos de la jardinería clásica como tapices verdes, arriates, borduras, plantaciones alineadas, celosías y setos. Valera agrega: “He pretendido devolver a Madrid un espacio común que trasmita algo de aquello que escribió Pedro Soto de Rojas: ‘Paraíso cerrado para muchos, jardín abierto para pocos’.

Espero, junto con todos los compañeros que hemos inter- venido en este proyecto que aquí se presenta, que lo hayamos conseguido”.

Interiorismo Lorenzo Castillo

Por Cristián Gálvez Capstick

Fotos Cortesía Marriott Hotels