Constancia y evolución

Esta residencia en el corazón de la Ciudad de México es una mezcla de elementos naturales que en conjunto con el mobiliario y sus detalles estructurales le dan vida a un espacio excepcional.

El estilo de Chain + Siman es muy definido. Sus proyectos comparten una estética de sofisticación y calidez con detalles que hacen de cada proyecto algo único para sus usuarios y un sueño para el resto. Cada uno de sus proyectos residenciales sin duda son casas de ensueño. En donde existe un choque silenciosamente hermoso en la materialidad con un aire contemporáneo y novedoso. La imperdible presencia de materiales naturales que logra que las viviendas se hagan de una sola con el entorno que las rodea, mientras juegan con el sentido del tiempo el cual se respeta y toma en cuenta a sus usuarios y sus necesidades tanto como al lugar en el que se desenvuelven.

En la Ciudad de México, Casa Ocre es una residencia que combina elementos modernos con toques rústicos con la finalidad de crear un diálogo estético orgánico con el equilibrio ideal entre sus elementos. El proyecto arquitectónico se divide en dos plantas con una estructura hecha de hormigón armado como tabiques con cimentación a base de zapatas y muros de carga. Revestidas con piedra de cantera gris de diferentes tamaños, las paredes tanto exteriores como interiores le dan al ambiente de la casa una sensación de permanencia que se aprecia por su textura y su diferencia de longitud. Los pisos hechos de madera de roble adornan el espacio dándole un toque acogedor.

Diseñada para que la luz entre en diferentes direcciones, se implementaron grandes ventanas con parteluz en cada espacio las cuales se imbuyen el entorno con iluminación natural que transforma los materiales con las sombras de la vegetación con el paso del día. El diseño de interiores es una clara expresión de su mismo lenguaje; una mezcla de contemporáneo y clásico con elementos rústicos y detalles modernos que juegan con la arquitectura y los elementos naturales del entorno que hacen aún más especial la residencia.

Con mobiliario hecho a la medida con mano mexicana, cada pieza tiene un textil, material y una textura distinta pensada en mantener atemporalidad, en expresar elegancia y promover su funcionalidad. Con sistemas inteligentes de iluminación, audio y video, además del sistema de calefacción y automatización también diseñados a la medida, Casa Ocre es un proyecto creado de principio a fin pensado en cumplir necesidades puntuales, así como una exploración de soluciones que le dan un toque único a la vivienda como el suelo de la cocina, el cual su diseño se creó con hierro cortado con láser y hormigón fundido.

La decoración por otro lado incluye piezas de luminaria especialmente curadas, así como distintos objetos con la finalidad de mantener una paleta de materiales contundente y de nuevo, atemporal, para completar la paleta de colores cálidos que dinamiza el proyecto.

El área social en la planta baja es completamente independiente del área privada en la planta alta. Esta contiene la cocina, la sala de televisión, un estudio, la sala, el comedor con conexión hacia la terraza y el jardín. Los techos de madera de roble cubren la residencia, pero en la planta alta, los techos abuhardillados de los dormitorios aportan amplitud al espacio.  En el dormitorio principal, esta característica se acentúa a través de la continuidad entre el generoso vestidor y la terraza privada a diferencia del segundo dormitorio en donde sus techos asimétricos y su paleta de grises crean un ambiente neutral y sofisticado.

Los espacios de la vivienda en su totalidad componen un diálogo continuo de una habitación a otra, del área social a la privada entre la luz natural y la artificial, la materialidad de la arquitectura desnuda junto con el mobiliario y la vegetación exterior la cual se aprecia desde el interior al crear un cuadro natural que se cuela a través de los grandes ventanales. Esta conexión con el exterior se aprecia en las terrazas las cuales refuerzan la fluidez del diseño entre el primer piso y el jardín.

Por Yarin Miranda Robles

Fotos Rafael Gamo