Despertar 

El arte, como todo en la existencia humana e historia, está en constante transformación, tratando de reflejar continuamente los temas actuales de la sociedad, sus desafíos y defectos, así como su belleza y sus particularidades. 

Los artistas buscan espacios singulares para presentar sus obras innovadoras y la Ciudad de México se ha convertido en un lugar privilegiado para los artistas emergentes, gracias a las galerías de renombre internacional que se esfuerzan por dar a conocer nuevas voces con un mensaje interesante. 

En este contexto, la Galería Hilario Galguera presenta la exposición ‘Preludio’ de Gabriel O’Shea, artista nacido en Metepec, México, y formado en la Barcelona Academy of Art. Su formación artística, influenciada por una crianza religiosa, incluye un riguroso estudio de pintores como Goya y Caravaggio.

Conceptualmente, ‘Preludio’ es descrita por la galería y el artista como un producto de la interrogante nietzscheana sobre la muerte de la religión y cómo esta implica una necesidad de entrar en una contemporaneidad agnóstica y digital, causante de una pérdida de identidad espiritual tradicional. La exposición examina el declive de la espiritualidad en la sociedad y su remplazo por la adoración a los espacios virtuales. O’Shea busca explorar y experimentar con medios clásicos y contemporáneos para desvelar la decadencia del cuerpo como símbolo sagrado. 

En una exhibición que envuelve los sentidos tanto visual como auditivamente, el visitante se ve constantemente retado a interpretar las piezas y su concepto.

La exposición incluye esculturas de cera inspiradas en escenas religiosas reducidas a fragmentos, torsos que se presentan como remanentes solitarios de un pasado poderoso, moldes escultóricos de torsos de yeso con cuerpos momificados como reliquias arqueológicas hechas con residuos terrenales, cenizas, cabellos humanos y polvo. 

O’Shea encapsula físicamente los contornos de una historia del arte cuyas demandas de originalidad y relevancia cultural han sido interrumpidas por la innovación digital, al igual que la adoración, idolatría y devoción tradicional. Entre las representaciones de cuerpos de O’Shea, las cabezas de concreto con máscaras evidencian la cualidad sumisa de la humanidad. Esta sumisión, antes dirigida a la religión, ahora se manifiesta como una dependencia total hacia la tecnología.

Hoy, el arte debe ser disruptivo para abrir un diálogo atractivo que envuelva al espectador más allá de lo estético. En esta línea, la Galería Hilario Galguera y la obra de Gabriel O’Shea han creado una exhibición que, de manera inesperada, invita a cuestionar el concepto en un entorno totalmente sorprendente.

Por Yarin Miranda Robles

Fotos: Cortesía de la Galería Hilario Galguera