ESCULTURA HABITABLE  

Extendida en una superficie construida de 445 metros cuadrados en Aldea Zamá, Tulum, un desarrollo residencial y ecoturístico que ofrece lotes multifamiliares, mixtos y comerciales con infraestructura moderna que fusiona y conserva la naturaleza de la región brindando un estilo de vida contemporáneo ecológico. 

Esta residencia está organizada por una arquitectura brutalista en la que las protrusiones en zigzag, las aperturas circulares y una secuencia de tragaluces tallan la estructura y añaden una sorpresa agradable, esta vivienda marca una nueva etapa para sus dueños que buscaban un destino vacacional donde la naturaleza, el lujo y el diseño formaran un contexto armónico entre sí. 

Esta casa fue concebida por Estudio 18 Arquitectura para brindar experiencias únicas y multisensoriales a sus habitantes. El concepto arquitectónico de este espacio parte de la inspiración de habitar los cenotes y cavernas naturales formadas por el colapso de roca caliza, que revelan aguas subterráneas. 

Esta casa fue concebida por Estudio 18 Arquitectura para brindar experiencias únicas y multisensoriales a sus habitantes. El concepto arquitectónico de este espacio parte de la inspiración de habitar los cenotes y cavernas naturales formadas por el colapso de roca caliza, que revelan aguas subterráneas. 

Esta fortaleza de inspiración brutalista está hecha de concreto en forma de madera en bruto, que se despega lentamente para revelarse como una escultura tallada. Considerando el clima húmedo, lluvioso y la posibilidad de huracanes, los materiales fueron elegidos específicamente para armonizar con el entorno circundante. 

Esta fortaleza de inspiración brutalista está hecha de concreto en forma de madera en bruto, que se despega lentamente para revelarse como una escultura tallada. Considerando el clima húmedo, lluvioso y la posibilidad de huracanes, los materiales fueron elegidos específicamente para armonizar con el entorno circundante. 

“El concreto fue el resultado de una búsqueda por mantener una arquitectura atemporal sin mantenimiento que se adaptara al ambiente húmedo de Tulum, así como a los huracanes”

explicaron los arquitectos Carla Osorio y Mario Ávila.

La casa es una escultura descubierta y construida alrededor de dos árboles maduros que conducen al área del vestíbulo a través de una entrada geométrica de doble altura. El espacio se ilumina cenitalmente junto a la piscina, dando una cálida bienvenida con el efecto del agua y las luces en las paredes. La planta baja cuenta con un estudio, cocina de concepto abierto y una amplia área social con acceso directo a la pileta. 

Cada espacio está diseñado para ser explorado de manera cognitiva y perceptual, con distintos cambios de altura que comprimen al usuario antes de abrirse para revelar las diferentes áreas. 

La zona privada se encuentra en el piso superior, conformada por dormitorios con alturas de en techo de 2,80 metros y tragaluces minuciosamente colocados que iluminan la habitación con luz natural. 

En un entorno excepcional, entre el océano turquesa y la selva esmeralda, esta casa se ha proyectado combinando una moderna arquitectura con prácticas constructivas tradicionales y una experiencia para los sentidos, que brinda a los huéspedes una estadía única e inolvidable, abrazados de la naturaleza mientras perciben la riqueza de la imponente civilización maya. 

Arquitectura y diseño de interiores por Mario Ávila, Carla Osorio, Sonia Morales, Andrea Fox, Adrian Salamunovic, Caty, Pato and Kayla Pongrac

Por Fernanda Gordillo Estrada

Fotos de César Béjar