Estructura al desnudo

Esta residencia, muy contemporánea y revestida en concreto aparente rememora la tradición de la antigua casona mexicana, en donde la vida se hace a partir de un patio interior.

“El proyecto surge de la creación de un vacío interior al centro del terreno. Este fue el punto de partida que ordena de manera circundante y gradual el programa arquitectónico”. – Arq. Eduardo Reims.

El proceso de diseñar una casa es una experiencia única. El proyecto se hace individual al reunir cliente, escenario y arquitecto. el objetivo es crear un ambiente armónico, confortable y seguro para sus moradores. El estilo se irá imprimiendo al reunir las ideas del cliente y traducirlas en espacios por parte del despacho de arquitectos y diseñadores.

Está residencia en la Ciudad de Querétaro fue diseñada por el arquitecto Eduardo Reims, socio fundador del despacho Reims 502, en colaboración con la arquitecta de interiores Andrea Leiva, los arquitectos Miguel Escamilla, Andrea Maldonado y el ingeniero estructural Erick Rodríguez. Con un aire fresco, esta residencia plantea su diseño como un manifiesto antagónico a las reglamentaciones del desarrollo en donde se ubica.

El exterior, denso, brutalista y tectónico resguarda la privacidad del interior con sutileza y simplicidad. Como una reinterpretación de las casas coloniales mexicanas, en donde la existencia de un patio central conectaba todas las áreas y era el centro de la edificación. Con esté concepto como inspiración se proyectó vacío interior al centro de la casa, y funciona como eje distribuidor de las áreas sociales y privadas. El interior es más humanizado que el exterior, con materiales más delicados y cómodos, los cuales mantienen la estética industrial, elegante y minimalista.

“La premisa que dio origen al diseño, parte de la noción de que la vida al interior de la casa debe proteger y resguardar la intimidad de sus habitantes”. -M.Arq. Eduardo Reims.

La residencia proclama un lenguaje distintivo que es restringido en sus elementos, pero opulento en espíritu. Los espacios creados para la convivencia han sido una parte muy importante para los dueños, y transitan de manera sutil hacia espacios privados. La casa cuenta con tres niveles, y se ha buscado tener vida en cada rincón, en el nivel de sótano, por ejemplo, se creó un programa público en donde la cochera y un salón multiusos son el soporte estructural del resto de la casa.

En la siguiente planta, a nivel de calle se encuentran los espacios sociales como la sala, comedor, cocina, estudio, estancia familiar y escalera con acceso directo a la terraza y al patio interior. Este, más allá de funcionar como el punto de los espacios, busca proteger las vistas internas y crear una circulación de aire e iluminación natural cruzada que resulta de la orientación ideal, la cual hace más eficiente el consumo energético. Las habitaciones se albergan en la planta alta, distribuidas por el mismo patio central, cada una encuentra su mayor privacidad e individualidad. Para el diseño de interiores, se adoptó un enfoque de creación de mobiliario a medida, pero también se incluyeron piezas de mobiliario de diversas firmas de diseño.

El sutil uso de colores resalta en los espacios con el fin de mantener la atención en el juego geométrico que aporta la estructura de la residencia. Este mismo juego se implementa en el exterior con una vegetación tupida y poderosa que mantiene y asegura la privacidad del terreno manteniéndolo cubierto de naturaleza y alzando nuevamente la estructura, colocándola como el factor más importante.

Por Yarin Miranda Robles

Fotos Ricardo Janet