Lucido esplendor

La firma Bernardi+Peschard, constituida por el arquitecto Alejandro Bernardi y la arquitecta Beatriz Peschard, se estableció en la Ciudad de México hace más de dos décadas. Su experiencia incluye proyectos que integran arquitectura de interiores, decoración, paisaje y construcción.

Aunque su obra en general se distingue por un lenguaje estructurado, estudiado y elegante, el amplio repertorio de proyectos residenciales en México y el extranjero son un claro ejemplo de lo que es la gran arquitectura mexicana contemporánea ante los ojos del mundo. La genialidad del despacho es sin duda su manera de abarcar de principio a fin cada proyecto, y así volver su obra un referente de talla mundial.

En realidad, su propuesta se mueve con soltura en una casa de ciudad, de playa o de campo, pues su trabajo es perfecto en forma y función, lenguaje y estética. Esta residencia es una muestra de su excepcional trabajo.

Inmersa en el encanto de Valle de Bravo, entre el clima boscoso y el ambiente relajado, se percibe una atmósfera mágica, esta espectacular finca goza de una imponente y envolvente personalidad. Con grandes ventanales y remates visuales, la vivienda está pensada para establecer un diálogo con la naturaleza y el entorno que la rodea. Al ser una casa de campo y un segundo hogar para sus dueños, el diseño se desarrolla en un piso en el cual se desenvuelven los espacios públicos, privados y recreativos.

El acceso principal está ubicado entre dos volúmenes de color y piedra, los cuales te guían hacia el espacio principal, un gran volumen de piedra de doble altura con techos de madera en donde se encuentra la sala y el comedor. Con un estilo acogedor y al mismo tiempo elegante, el espacio, aunque se percibe imponente a primera instancia por el esqueleto de madera que envuelve la estructura, finalmente se traduce en una interesante linealidad y calidad de material, además de la pureza de los elementos y el diseño de interiores que en conjunto enriquecen la experiencia del usuario en algo absolutamente visual y físicamente sensorial.

Diseñado como el corazón del hogar, este espacio se conecta con una terraza exterior con la función de abrirse por ambos lados con la finalidad de conectarse de extremo a extremo con el exterior y al mismo tiempo crear una sensación de transparencia y profundidad, lo que da una sensación de estar al aire libre en todo momento.

Con la misma idea de conectar el eje principal y el corazón de la casa con el resto de los espacios, este se conecta con la cocina por un lado y por el otro con el área privada en donde se encuentran las habitaciones. Este mismo volumen integrado a la terraza, alberga una sala y un comedor de exterior, además de una alberca y un área de fogata ideal para convivir en el clima de Valle de Bravo.

De regreso en el interior, los volúmenes que contienen las habitaciones, la cocina y el área de servicio, se ubican alrededor del volumen principal de piedra con la intención de dejar la interacción continua con la topografía ajustándose por su posición al exterior para obtener vistas únicas desde cada ventana o más privacidad en otros espacios.

La armonía en cuanto arquitectura y diseño se percibe por la proporción y la distribución del proyecto. Esta casa de fin de semana fue diseñada como una serie de volúmenes de un nivel que contienen tanto los espacios públicos como privados. Elementos de color, piedra y madera destacan en el uso de materiales tanto para la arquitectura como para el diseño de interiores. Con una paleta de colores sobria y una elección de mobiliario depurada y atemporal, esta casa de campo invita a su convivencia en varios escenarios, para disfrutar de fiestas, comidas en familia, días tranquilos y de relax; sobre todo, de momentos felices.

Por Yarin Miranda Robles

Fotos Rafael Gamo