Lujo y arte en retail

[su_dropcap size=”5″]L[/su_dropcap]a nueva tienda de Dolce & Gabbana en Venecia es un proyecto de Eric Carlson y Carbondale que resalta el valor cultural, la riqueza patrimonial y el arte de la arquitectura italiana.

La petición concreta llegó a la firma de diseño y arquitectura en la oficina en París: crear un espacio que fusionara la extraordinaria arquitectura y el urbanismo de los destinos más glamorosos de Italia y la tradición y sofisticación de los diseños de la marca de moda representativa de la opulencia, la autenticidad y el lujo de la alta costura. De inmediato, el arquitecto estadounidense Eric Carlson se comprometió a trabajar en un proyecto diferente a cualquier otro espacio comercial existente. Buscó la manera de impregnar en un edificio clásico la esencia cultural, artística, artesanal e histórica de la ciudad de los canales.

Los 800 metros cuadrados del Palazzo Torres, un antiguo banco de 1880, diseñado por el arquitecto y escultor veneciano Giuseppe Torres, cuya construcción combina líneas contemporáneas con un estilo neoveneciano renacentista, se transformó en un impresionante caleidoscopio de colores, texturas, contrastes y estilos que chocan y combinan al mismo tiempo, tal y como lo hace cada prenda de la firma de moda.

La tienda se ubica en la Via XXII Marzo, y sus dos niveles fueron intervenidos con una mezcla de estilos que refuerzan el carácter de un auténtico palacio con un diseño exterior e interior que acentúa los contrastes entre lo histórico y lo contemporáneo. Se confeccionaron piezas de artistas y artesanos locales para obtener 14 habitaciones distintivas y personalizadas, cada una con mobiliario, accesorios, texturas, colores y acabados con características diferentes, que las convirtieron en espacios únicos y llenos de lujo. Por doquier se observan elegantes mármoles, mosaicos de piedra y vidrio, marquetería, maderas finas, cristales chispeantes, telas tejidas de Damascos de seda hechas por los históricos tejedores venecianos de Bevilaqcua y vidrio soplado a mano de Murano.

Desde afuera, el edificio muestra una imponente fachada simétrica de piedra que da paso a un primer volumen donde se exhiben los grandes tesoros de Dolce & Gabbana, hermosas piezas para hombre y mujer, además de algunos accesorios de una perfección inusitada. El salón está aderezado con muros cubiertos por maderas oscuras delicadamente talladas, columnas poderosas, suelos de brillantes mosaicos con incrustaciones de piedras preciosas y formas voluptuosas, y muebles de estilo contemporáneo colocados en el sitio indicado. Siguiendo el camino se llega a un atrio-canal inundado de luz natural que corona una espectacular pared de 20 metros de largo por 4.5 metros de mosaico de vidrio de oro de 24 quilates hecho a mano por la familia de artesanos Orsoni y Friul. El muro sostiene 45 estantes de latón flotante que exhiben las últimas bolsas y accesorios de la firma y se conecta con otras salas, como la Roja con paredes revestidas de mármol Rosso Levanto y azulejos de mosaico de piedra para las colecciones ready to wear de dama, o la Verde para los caballeros, forrada de mármol verde menta y mosaicos. Resulta imponente el espacio Azul, dedicado a joyería de alta gama forrado con paredes de mosaico de vidrio azul oscuro salpicadas de brillantes estrellas de mosaico de vidrio dorado, el cual está inspirado en el pórtico arqueado del siglo X de la Basílica de la Piazza San Marco.

Subiendo las suntuosas escaleras de mármol se llega a un segundo piso cuyo espejo de pared de 20 metros de altura duplica el tamaño de cada habitación destinada a las colecciones formales y haute couture cada una profusamente diseñada con materiales y artesanía italianos, venecianos e irlandeses. El salón Oro se lleva las palmas con pisos de madera incrustados, damasco dorado brillante y mármol Giallo Siena y muebles exquisitamente diseñados para acomodar las creaciones Sartoria y Serra de las mujeres de Dolce & Gabbana.

En cada rincón se observa un detalle de lujo: las manijas de las puertas, los ganchos para ropa, los expositores y los espejos soplados a mano en vidrio de Murano por la familia Seguso, las telas de Damasco de los tejedores venecianos históricos Bevilacqua y Rubelli, los asientos inspirados en el “alma couturier” de Domenico Dolce y Stefano Gabbana, y las sillas “alfiletero” en lujosos terciopelos. Piezas atemporales e históricas que expresan la riqueza y profundidad de la firma italiana, y el ingenio y maestría de Eric Carlson para Carbondale.


Por Norma Rodríguez Olivares

Fotos cortesía de Carbondale