Lujo Hedonista, Bless Hotel Madrid

Hay lugares que te ofrecen experiencias únicas, los cuales debes conocer para entender lo que realmente significan. Eso ocurre con BLESS Hotel Madrid, un templo de lujo hedonista, propiedad de RLH Properties y operado por Palladium Hotel Group, que hoy presume ser el hotspot en la ciudad.

Un sitio divertido y muy original en donde se sirven Violeteras y otros cocteles de autor al por mayor y se hospedan los amantes de la buena vida. La ubicación de este edificio de los años cincuenta con 111 habitaciones, 27 de ellas suites, es perfecta, pues se encuentra en la calle de Velázquez justo en la Milla de Oro del Barrio de Salamanca, el centro de la moda internacional y de las artes, de las mejores compras y ofertas gourmet, los recorridos turísticos y culturales más fascinantes, la buena música y la gente más chic.

Pero, ¿qué es el lujo hedonista que promueve BLESS? Es algo tan complejo como lograr la satisfacción total y absoluta de cada cliente con detalles, confort, servicio y experiencias personalizadas más allá del estilo de vida. Con acciones, amenidades y momentos encantadores que van desde elegir un aroma especial que te acompañe durante tu estancia, o quizás una temática en particular para celebrar una fecha importante, recibir una clase de yoga facial o un masaje en Beldon Beauty, conseguir la almohada ideal en un catálogo muy especifico e incluso descansar a pierna suelta entre sábanas de más de 400 hilos de algodón egipcio sobre un colchón HOGO certificado como uno de los mejores del mundo.

La arquitectura del lugar es un homenaje al Madrid de los cincuentas refinado, romántico, sensual y lujoso. En la restauración e interiorismo de Lázaro Rosa VIolán todo es lujo, detalle, arte y magia. Y es que el diseñador más disruptivo, influyente y premiado del momento en Europa, creó un concepto ecléctico de decoración con infinidad de elementos que no solo se ven, sino que se sienten, huelen, transpiran y motivan.

Para remontarnos al pasado, conservó piezas originales como la fachada, las cúpulas interiores, una escalera monumental de mármol y hierro forjado, algunas obras escultóricas de iluminación, alfombras, pisos y sendos bloques de cristal de Murano en un estilo art decó posados en los muros. Pero también agregó un toque contemporáneo casi irreverente y siempre funcional.

Desde la entrada todo es diferente y se secciona de manera excepcional aprovechando los espacios al máximo. Lo primero que se aprecia es un bar lleno de luz con un artista de la barra haciendo malabares entre copas de diseño caprichoso y bebidas multicolor. La recepción se encuentra más adentro en una biblioteca circular con aire señorial y toques disparatados como el hecho de que cada libro en los estantes se muestra por la parte abierta y no del lomo como es costumbre. Y es que lo original y creativo se vive a cada instante en este oasis madrileño conformado por cuatro edificaciones que confluyen en un eje central desde donde todo opera.

A cada paso se observan elementos que roban el aliento: texturas y más texturas, cientos de piezas de iluminación distintas y una colección de arte contemporáneo que parece infinita. En las señoriales habitaciones abundan los muros forrados con tapices con escenas bucólicas al estilo William Morris, sofás tapizados con pesados terciopelos, alfombras con motivos de época, cálidas chimeneas, cortinas de caída pesada, puertas de doble hoja, maderas nobles, borlas, cojines y textiles artesanales. El arte brota en cada rincón y pasillo con una serie de impresionantes fotografías de autores y estilos tan variados y contrastantes que rompen con el espacio clásico en el cual habitan.

Foto Diego Puerta

Es un hotel contemporáneo con aires retro que seduce con una sobrecarga de diseño y mucho estímulo visual, emocional y sensorial. Incluso darse un baño a media luz es especial en una tina de corte antiguo-posada sobre azulejos de cerámica, entre tocadores mid century, espejos vintage, aromas a lavanda o jazmín o rosas, cortinillas de gasa y ramitos de romero flotando en el agua.

En BLESS hay un sitio específico para cada momento del día, desde Versus el espacio íntimo y acogedor para un desayuno que fusione los platos españoles tradicionales con ingredientes y técnicas globalizados; o la maravillosa terraza Picos Pardos con tumbonas con flecos, una vista increíble y una inesperada piscina infinita para tomar el sol al medio día. Fetén es el divertido bar clandestino donde también se puede disputar una partida de bolos o bailar entre mesa y mesa; para después cenar en Salvaje, el restaurante del momento por su estupenda cocina con el sello del chef internacional Fermín Azkue, un ambiente extravagante y divertido, y una decoración inesperada con elementos tribales, misteriosos y enigmáticos. Aunque los momentos más entrañables, se viven en Versus Lively Lounge, el lobby bar con ventanales abiertos a la calle, en el cual la presencia sorpresiva de un dj, una banda de jazz o un cantante de flamenco según vaya el día, acompañan una buena tarde de copas y tapas entre amigos.

BLESS, en todo momento es un gozo a los sentidos y un despliegue de diseño casi teatral y cortesano, que vale la pena experimentar en una próxima visita a Madrid.

Por Norma Rodríguez Olivares.

Fotos cortesía de BLESS Hotel Madrid.