Manifiesto desértico

Un espacio en equilibrio, cálido, refinado y totalmente en calma. Este nuevo destino en Baja California es una gran propuesta para vivir una experiencia sensacional.

En boca de todos, el recién inaugurado el hotel Paradero Todos Santos, se encuentra a menos de 80 kilómetros del aeropuerto de San José del Cabo, en Todos Santos, Baja California. En un lugar en donde el sol pega los 365 días del año, y su biodiversidad es tan grande que la UNESCO lo declaró Reserva de la Biosfera, uno de los dos únicos sitios de este tipo en Baja. Ahora con este nuevo e inigualable destino con un diseño minimalista creado por el arquitecto mexicano Rubén Valdez en colaboración con Yashar Yektajo de Yektajo Valdez Architects, Paradero Todos Santos es una propiedad que, con tan solo 35 suites, marca el comienzo del plan a largo plazo del Paradero Hotel para expandir la marca de experiencias a otros destinos en México.

El límite del exterior y el interior es algo representativo de la arquitectura contemporánea, Paradero Todos Santos difumina las líneas entre la vida interior y exterior con la creación de un diseño tipo santuario, el cual fluye hacia áreas contemplativas para disfrutar del paisaje desértico y las tierras de cultivo repletas de cactus. Diseñada de forma trapezoidal, cada suite ofrece vistas al maravilloso terreno.

Realizado de hormigón color beige, salpicado de materiales cálidos que incluyen madera de tornillo y metal hecho a la medida, la arquitectura y el diseño de interiores mantienen la esencia del desierto y lo traducen en una estética serena y minimalista. Con guiños y características que lo hacen único, se reinterpretaron patrones de triángulos, un símbolo sagrado de la cultura maya en distintas partes distribuidas por todo el hotel. Por otro lado, los espacios públicos incluyen a la sala de estar como un centro de usos múltiples.

El techo es otro espacio con una característica multifuncional al utilizarse como una plataforma de yoga. A lo largo del perímetro de la propiedad se encuentra una infinity pool de 40 metros de largo, un jacuzzi y una terraza lounge en forma de media luna diseñada para que los huéspedes aprecien el paisaje y el imponente horizonte lleno de cactus. La firma de arquitectura paisajista con sede en la Ciudad de México, Polen, fue la encargada de darle vida a el jardín botánico de más de 9 mil metros cuadrados, que sin duda son el corazón de la propiedad.

Con más de 80 especies endémicas, desde la verbena de arena roja y yuca de Mojave hasta el agave de Shaw para los jardines, el terreno está repleto de más de 20,000 plantas orientadas para promover su máximo crecimiento y vitalidad, y más del 30 por ciento de las flores se cultivó a partir de semillas en el invernadero del lugar, mientras que el resto se compró en invernaderos locales.

Fue B Huber, la firma de diseño de interiores detrás del Four Seasons Tamarindo, la cual creó la esencia de las habitaciones y los interiores de esta nueva experiencia hotelera, con la mentalidad de ofrecer un sentido de comunidad tan representativo de México.

El esquema de color, como antes mencionado, se centra en tonos monocromáticos e incorpora una paleta de colores predominante arena y natural, un homenaje visual al entorno. Con muebles hechos especialmente a la medida en Guadalajara y Oaxaca, el despacho no pasó por alto ningún detalle. La delgada línea entre la sencillez y la pureza del diseño se comprende en la selección de muebles la cual fue parte de un detallado proceso en el cual se contemplaron más de 10 proveedores antes de tomar la decisión final.

Arquitectura Rubén Valdez y Yashar Yektajo de Yektajo Valdez Architects

Diseño de Interiores B Huber

Paisajismo Polen

Por Yarin Miranda

Fotos Yoshiko Itani y de Paradero Todos Santos