PUNTO DE REUNIÓN

HAY UN HILO AZUL QUE CONECTA todos los espacios. Un hilo que traza los límites de lo posible; un hilo que busca la excelencia en cada detalle. Un hilo vasco, norteño y valiente que define la esencia del universo: el mar. Bautizado como Akelarre —o Akelare en euskera antiguo, nombre que en la antigüedad se daba al lugar donde acudían a festejar los magos y las brujas—, el establecimiento ocupa un enclave único que domina el cerro y el mar.

En 1970 Pedro Subijana inició su andadura en el restaurante Akelarre. Obtuvo su primera estrella Michelin en 1978; la segunda, en 1982, y después llegó la consagración con la ter- cera, otorgada en 2007. El hotel contiguo abrió sus puertas en 2017, tras una década de obras. Diseñado e imaginado por los jóvenes arquitectos del estudio Mecanismo, reivindica un estilo muy depurado donde cada detalle está pensado con mimo y elegancia.

Debido al énfasis puesto en la calidad de los materiales elegidos, estos se han dejado en bruto, como el parquet francés de roble rubio y las losas de piedra que revisten las paredes suavizadas en las habitaciones por un tejido color crema.

Las puertas, sin tirador, se abren con una simple presión. La ergonomía de la iluminación y los controles es tan avanzada que su uso a veces requiere un poco de entrenamiento.

Las 22 habitaciones y suites del establecimiento están equipadas con amenidades las firma Per Purr, una joven marca “Nos esforzamos por ofrecer UNA EXPERIENCIA DE LUJO QUE SEA RESPETUOSA CON EL MEDIO AMBIENTE. Creemos que es nuestro deber liderar el camino en la promoción de prácticas sostenibles en la industria hotelera y estamos comprometidos para seguir innovando y mejorando en esta área”. – Oihana Subijana, general manager de Akelarre española de cosmética natural y 100% ecológica.

Una de las suites Akelarre (la 1.10) refleja la máxima expresión del lujo. Aquí hay 100 m2  que ofrecen una gran zona lounge con sofás, un vestidor doble y una piscina privada climatizada que se abre al exterior para darse un baño a media noche contemplando las estrellas. La vista es excepcional.

No podemos dejar de degustar la cocina de Pedro Subijana. En el restaurante gourmet podemos elegir, para el almuerzo y la cena, entre dos menús degustación, Aranori (enebro) y Bekarki (rúcula), servidos en un comedor completamente reforma- do con vistas al Atlántico.

Al chef le gusta imaginar recetas en trampantojo, como foie gras fresco frito con flor de sal y granos de pimienta o calamares como un risotto. L’Oteiza, la segunda mesa del hotel, ofrece una carta inspirada en platos tradicionales del País Vasco, cocinados siempre con productos frescos de la zona.

La ventresca de atún marinada con helado de wasabi, las láminas de bacalao sobre crema de patata y piperada o el cochinillo asado al suflado son exquisitos.

Es cierto que no necesitamos excusas para visitar la playa de la Concha (entre las mejores de Europa) ni tampoco para reservar en cualquiera de los multipremiados restaurantes de San Sebastián. Pero el chef Pedro Subijana, experto en cargarnos de sensaciones a través de la cocina, sabe mucho de los gustos del viajero experimentado. Todo un homenaje para los sentidos.

Arquitectura + Interiorismo Mecanismo Arquitectos.
Por Alfredo Marchant. Fotos cortesía Akelarre – Relais & Châteaux