Residencia reimaginada

Lazza Arquitectos enfrentó el desafío de retomar una construcción inacabada, que apenas había avanzado en cimientos y una parte de los muros de carga. El diseño original fue adaptado para satisfacer las necesidades y requisitos de los nuevos propietarios, lo que implicó replantear el proyecto en términos de funcionalidad y programa arquitectónico. Se aprovecharon los elementos existentes en el sitio, lo cual resultó en un ahorro en el presupuesto. 

Para lograr una solución definitiva, se propuso un amplio acceso vehicular ascendente que respeta la presencia de los árboles existentes, conectándolo con un estacionamiento oculto en el sótano mediante una losa reticular. Esta losa carga un jardín natural con una capa vegetal de medio metro de altura, lo que permitió una total libertad en el diseño del paisaje.

El piso subterráneo de esta residencia arropa una elegante biblioteca junto a un salón de juegos que irradia confort, equipado con mobiliario diseñado a medida según las preferencias de los residentes. Un elemento que destaca en el lugar es una exquisita grapa en muro y plafón construida en madera, engalanada con cinco pantallas de televisión de amplias dimensiones. También se puede apreciar una estilizada cava de cristal, así como un bar de mármol y encino, ambos bañados por una sutil iluminación. En contraste, al otro extremo se despliega un gimnasio con vistas panorámicas a la arboleda circundante, complementado por un baño completo con sauna, cuartos de máquinas, espacios para el servicio y bodegas.

Esta residencia está concebida en dos bloques principales que se entrelazan a través de un puente de cristal, que amalgama armónicamente las áreas sociales y privadas de la casa. La sala y el comedor brillan por su espaciosidad y el empleo de tonalidades suaves que brindan luminosidad al espacio. 

Ambos ambientes se ven divididos visualmente por una chimenea central, y cuentan con un diseño de plafón especialmente pensado para delimitar áreas sin romper la continuidad del espacio, permitiendo además la contemplación del jardín principal a través de la fachada acristalada. Un lambrín de madera con una puerta oculta sirve de acceso a la cocina, que disfruta de una panorámica hacia el jardín frontal. 

El espacio del desayunador está definido por una delicada celosía vertical. Al final del bloque, el techo se alza, duplicando la altura interior del espacio. En este punto, un tapanco alberga un área de televisión, a la que se accede mediante una escalera escultórica que combina madera y mármol. En la parte inferior, se encuentra un tranquilo área de estudio con su correspondiente baño completo.

El puente panorámico de cristal, que se extiende entre dos encantadores jardines, se destaca como el punto de unión principal. Este camino sereno lleva a la sección privada del hogar, compuesta por tres habitaciones magníficamente espaciosas, interconectadas a través de un corredor lateral discreto. En el corazón de la estructura, un cubo interior se viste con un exquisito revestimiento de mármol y se corona con un pergolado de madera. 

Las habitaciones, que ofrecen una vista panorámica y terrazas que se asoman a los jardines, lucen una sofisticada selección de telas, alfombras y madera. Se complementan con muebles cuidadosamente seleccionados para satisfacer las necesidades de los residentes. Los vestidores, diseñados a medida para maximizar la funcionalidad y el estilo, realzan el ambiente de cada habitación. Los baños, con sus impresionantes acabados en mármol, proyectan un aire de lujo tranquilo.

El salón, el corazón social del hogar, se despliega hacia una terraza, una zona de fogata y el jardín, creando una sinfonía de espacios interiores y exteriores. Para infundir una sensación de acogedora calidez a los espacios, una chimenea se ha integrado elegantemente en el centro del salón de juegos. Este acento de fuego se fusiona visualmente con la escalera, estableciendo un nexo con el nivel de acceso principal. 

Arquitectura de Jaime Lavín

Diseño Interior de Miguel Padrón

Por Nataila Márquez

Fotos de David Chavolla