Sinfonía Arquitectónica

El arquitecto Marcelino Rosas integra sus grandes pasiones para dar majestuosidad e identidad a sus proyectos. La arquitectura, más que su profesión es el placer que lo motiva desde la infancia; la música guía sus obras arquitectónicas, y las artes, siempre están presentes en su legado constructivo.

Hablanos un poco de ti y de tu trayectoria en el mundo de la Arquitectura.
“Desde pequeño, quizás a los 5 años, quise ser arquitecto. Podía voltear un sillón para hacer una cueva o construir un edificio con cajas, porque siempre he tenido un talento creativo que decidí desarrollar, cultivarlo, trabajarlo y hacerlo crecer. De ahí vino mi interés por el paisajismo, por la música, por el arte y fui combinando estas disciplinas para poder conceptualizar mi despacho tal y como lo quería. En mis inicios trabajé con un profesor de la carrera, migré a otros trabajos, descubrí que realmente tenia esta facilidad para proyectar y construir; y aunque al principio me daba miedo el reto logré montar Praxis Arquitectura en una bodega antigua de textiles. Eso fue hace 10 años y ha sido una gran experiencia pues hemos crecido en tamaño, en conocimiento y logros”.

¿Cómo defines tu estilo?
“Praxis nació como una propuesta joven y vanguardista para solucionar problemas cotidianos y prácticos que se le presentan a la gente por medio de la arquitectura. Nuestro estilo está basado en el reciclaje, en la arquitectura industrial, en reutilizar ciertos elementos ya preexistentes para darles un nuevo giro a los espacios. Esa es nuestra marca personal”.

¿Qué buscas transmitir en tus proyectos?
“Para mi lo más importante es que a través de nuestra arquitectura el usuario final vea materializadas sus ideas y sueños; que sienta una identidad, un espacio que concentre sus logros, quizás algún viaje, alguna vivencia. Cada espacio es distinto y único pero tratamos de darle nuestra marca personal y un sello de arquitectura mexicana”.

¿Cuál sería el proyecto ideal para ti?
“Yo creo que la realización máxima seria una obra con un concepto social, quizás el desarrollo de alguna comunidad de bajos recursos, con alguna problemática fuerte o que sea inaccesible por su ubicación geográfica, o que signifique un reto para mi como diseñador de espacios funcionales”.

¿Cómo crees que influyen los cambios sociales en la arquitectura y el diseño?
“Los eventos inesperados cambian de un día para otro el espacio, el hábitat, las formas, las costumbres, la misma racionalidad con la que hacemos lo cotidiano en casa; y no nos queda más que tomar pautas nuevas para renovar nuestras maneras de habitar los espacios, las formas de entender las ciudades, incluso los hábitos de consumo  y de relacionarnos. El espacio urbano público es lo que más se vio afectado en esta pandemia, pues al tratarse de lugares de encuentro social a los que antes salíamos a convivir con otros, ahora deben ser planteados como áreas de bajo riesgo pero que sigan siendo los corazones de las grandes ciudades”.

¿Qué arquitectos te inspiran?
Todos tenemos nuestros grandes maestros y aunque a veces no los conocemos, seguimos y admiramos su trayectoria, pues se trata de la forma tangible de aprender de las ideas y del trabajo que cada arquitecto va haciendo. Me encanta el trabajo del italiano Renzo Piano que es increíble y tiene una propuesta súper innovadora con mucha sazón y un sello muy particular. Me gusta mucho el trabajo de mexicanos como Alberto Kalach que es grandioso, y el de Manuel Cervantes. Y, al haber vivido en Valencia donde estudié Paisaje, soy un ferviente admirador de la obra de Calatrava y me ilusiona encontrar todas estas figuras, esculturas vivientes que son impresionantes y que generan una ruptura espacial maravillosa”.

¿Con qué interioristas trabajas?
El tema del interiorismo ha sido un poquito amateur porque nuestro trabajo ha ido profundizando en esa disciplina con el tiempo y la experiencia. Ha sido un coleccionar de diversos trabajos de diseño interior, de ir a exposiciones, a semanas del diseño y a otras plataformas con el equipo para empaparnos de las tendencias y contextualizar. No trabajamos con un interiorista en particular porque lo hacemos dentro de nuestro despacho y nos regimos por tres disciplinas: la arquitectura, el trabajo en el paisaje y el interiorismo como un solo elemento. En lo personal, me encanta el estilo ecléctico y desde pequeño he sido coleccionista de cosas. Voy a bazares para encontrar objetos y detalles que al ensamblar crean conceptos fascinantes y eso es lo que aplicamos en nuestro trabajo de interiorismo. Sin tener una línea de diseño tan marcada buscamos una sensación más emocional y sorpresiva; jugamos con piezas clásicas, contemporáneas, art nouve o industriales y le damos un toque único”.

El arte también es indispensable en tu obra.
“Efectivamente. Y también la música pues soy pianista y tengo una fascinación por el mundo de arte, entonces trato de aplicar piezas artísticas de diferentes autores y diversas técnicas para que el espacio hable por sí solo y tenga una característica trascendental. A fin de cuentas es lo que buscamos los arquitectos, que nuestras obras sean el testigo mas fiel del paso de la historia”.

¿Cuál es tu postura sobre la sustentabilidad en la disciplina arquitectónica?
Las ecotecnias y las comunidades sostenible deben ser fundamentales en la nueva arquitectura. Cualquier profesional en la materia que se esté formando actualmente debe sr responsable y capacitarse en lo particular sobre nuevas tecnologías y debe entender que nada es eterno y que podemos reutilizar materiales. Yo hice mi tesis en reciclaje basado en el libro de Rem Koolhaas, Los espacios basura, que habla de la deshabilitación y el desuso de ciertas áreas en los centros históricos de diferentes ciudades, y cómo al ser una sociedad consumista vamos dejando cascajos de ciudad. De ahí parte mi compromiso para proponerle siempre al cliente formas de aportar, de contribuir con el medo ambiente e impactar de la menor manera en el entorno”.

¿Qué sigue en tu carrera?
Lo que venga, Estoy abierto a colaboraciones, a seguir emprendiendo y a crecer, pues no existe mayor gratificación que vivir de lo que más te gusta”.

Por Norma Rodríguez.
Fotografías Onnis Luque + Carlos Alberto