Venessentia

El nuevo Hotel CA’ DI DIO, diseñado por Patricia Urquiola en la zona del Arsenale, rescata el estilo esencial de Venecia. Aquí el lujo es hiperpersonalizado y sobrio, y los clásicos estucos, textiles y cristales de Murano adquieren una dimensión realmente sorprendente. Christophe Mercier, el director del hotel, lo define como venessentia.

Desde 1272, este centro eclesiástico ha sido un hospedaje. Originalmente dirigido a peregrinos y mujeres necesitadas, hoy es el lugar en donde se sitúa el primer proyecto de hostelería del estudio de Patricia Urquiola en Venecia. Ca’ di Dio es el nombre del nuevo hotel que forma parte de VRetreats, una colección de hermosas residencias y palacios atemporales caracterizados por un lujo poco convencional y un ambiente íntimo. Situado a lo largo de la Riva degli Schiavoni, con vistas a la laguna de Venecia, junto al Arsenale, el distrito de diseño y arte contemporáneo de la ciudad, y los jardines que albergan la Bienal, el hotel es un verdadero remanso entre la vorágine turística.

Patricia Urquiola logró mantener un fuerte vínculo con la ciudad tanto en el diseño de los espacios públicos como en los privados. “La visión con VRetreats siempre concordó con el resultado final: Venecia tenía que ser el núcleo del que todo tenía que originarse”, explica la diseñadora. La esencia de la ciudad entra a través de materiales, colores, acabados e inspiraciones. La paleta es sobria y suave, compuesta por tonalidades y transparencias que remiten a los reflejos del agua. “Como arquitecta y diseñadora, siempre trabajo por una poética inclusiva, haciendo que el cliente sea parte activa del proyecto, para darle un alma única a cada hotel”, agrega.

De acuerdo con las normas de la superintendencia local, el proyecto se basó en un respeto total de la estructura original del edificio. Todas las habitaciones difieren entre sí y siguen el plan original de las celdas con una dimensión íntima. El punto de partida del diseño fue unir dos almas diferentes de Ca’ di Dio aparentemente irreconciliables: por un lado, el rigor de la estructura inicial, solicitada explícitamente a Jacopo Sansovino en su intervención del siglo XVI y, por otro, el aspecto refinado de los palacios venecianos con una atención extrema al detalle que requiere un hotel de cinco estrellas, buscando aunar las dos realidades de la ciudad: la Venecia de calles escondidas hechas de ladrillos antiguos con la Venecia de palacios nobles en mármol repletos de detalles.

El vestíbulo (originalmente una iglesia) es el único espacio de doble altura del edificio y el más importante en términos de historia e identidad. Patricia Urquiola decidió definir el acceso principal al hotel directamente allí, con el fin de amplificar el efecto de la antigua iglesia, manteniendo la caja arquitectónica original, en un afán de preservar lo ya existente. El piso aún se conserva en el material original, travertino iraní que recorre toda la planta baja, y las paredes tienen un acabado marmorino en un color degradado neutro desde el piso al cielo, mientras una gran escultura araña de cristal de Murano flota en el espacio sin socavar la estructura.

En la planta baja, como en las casas tradicionales venecianas, se encuentra una serie de cuartos en fila que albergan la sala de lectura (pensada como una extensión del atrio), el bar Alchemia y los restaurantes Vero y Essentia, que dan al patio central del complejo. En los pisos superiores, el nivel de intervención ha sido sumamente sutil: elementos textiles como las alfombras y las cortinas se colocaron de forma discreta enmarcando edículos, altares y hornacinas en las paredes, y las luces decorativas son lámparas hechas a la medida por artesanos locales.

El proyecto adquiere una nueva dimensión debido a su sostenibilidad, con inversiones para equiparlo con sistemas e infraestructuras capaces de limitar el impacto ambiental del inmueble. Gracias al uso del agua de la laguna para múltiples propósitos, será posible reducir el consumo de energía en un 20 %, así como las emisiones de CO2.

Elegante, majestuoso, noble, el hotel Ca’ di Dio demuestra lo mejor de Venecia con una mirada moderna y respetuosa preservando los secretos de la ciudad acuática.

Diseño interior Patricia Urquiola

Fotos Patricia Parinejad

Por Cristián Gálvez Capstick.